El muñeco fue el primero en
cerrar los ojos. No podía mirar, y mucho menos ayudarla.
Le aterraba la idea de ver como
ese hombre de rostro infame castigaba a la mujer que años atrás había jugado
con él.
Ese hombre la había atado y
amordazado a la cama; y se disponía a azotarla con vehemencia.
Al oír como sus gritos cambiaban
de tonalidad se sorprendió y volvió abrirlos para ver la escena.
Ella seguía atada, expuesta, y el
seguía torturándola con toda clase de juguetes, con sus manos, con todo su ser.
Sus gritos pasaron a gemidos y convulsiones
que terminaron en un éxtasis que ilumino todo alrededor.
Cuando terminaron él la desató y
se fundieron en un abrazo.
Ya de noche, cuando ellos dormían,
Ken visito a los playmobil y tomo prestadas unas esposas y un látigo.
Al volver a su casita de juguete,
le enseño esos objetos a su mujer, diciendo:
-Barbie; tenemos que hablar.
jajajaja muy bueno
ResponderEliminarSi...
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Saludos.